Historia del TC

05/12/2016

La última gran aventura

Se cumplen 30 años del último GP del TC. Fue en La Pampa y lo ganó Pedro Doumic con un Dodge, en el promedio de velocidad más alto en la historia de la categoría: 248,777 km/h.

Cerca de cumplir 80 años el Turismo Carretera se nutrió de historias únicas. Sin dudas sus Grandes Premios marcaron a la popular categoría. Eran esas carreras que duraban varios días y recorrían miles de kilómetros. Hace 30 años, La Pampa tuvo el orgullo de ser sede del último GP realizado entre el 4 y 7 de diciembre de 1986. 

Lejos de los autos de hoy, aquellos coches eran más parecidos a uno de calle, sin ningún tipo de carga aerodinámica, gomas anchas, ni pontones. Había que tenerlos bien puestos para ir a fondo en una ruta rectilínea como fueron los caminos pampeanos por donde el TC disputó la competencia de largo aliento.

“Ir con el pie clavado al acelerador, sin carga aerodinámica e implorando porque una goma no se reviente, era una sensación… Lo único que teníamos a nuestros costados eran peligrosas banquinas”, recordó alguna vez Oscar Castellano, una de las figuras de entonces a bordo de su Dodge.

Pero aparte del Pincho, había una constelación de estrellas teceístas: Roberto Mouras (Chevrolet), Emilio Satriano (Chevrolet), Jorge Oyhanart (Ford), Oscar Angeletti (Dodge), Juan Antonio DeBenedictis (Dodge), Oscar Aventin (Ford), Antonio Aventin (Dodge), José María Romero (Dodge), Osvaldo Morresi (Chevrolet) y un joven impetuoso como Roberto Urretavizcaya (Chevrolet), entre otros. Un dato: con un Torino (número 151) largó Vicente Alberto Pernía.

Un total de 89 autos arrancaron el viernes 5 de diciembre (el día anterior se realizaron los preparativos). Sin embargo, la gloria quedó para un tapado, como lo fue en ese momento Pedro Doumic. Con su Dodge, cuyos motores estaban provistos por Jhonny Laboritto, tuvo un impecable rendimiento y se quedó con la victoria. Pero antes pasó de todo en aquellos días donde, por si todo esto fuera poco, se definió el campeonato.

Las máquinas partieron por ranking del campeonato. La primera etapa se corrió en un cuadrilátero cuyas tres vueltas sumaron un total de 556,4 km. El ganador de la jornada fue DeBenedictis, quien tuvo un arduo duelo de velocidad con Satriano. Ambos, yendo “chupados”, giraron al ritmo de 272/275 km/h.

Pero el Obispo debió abandonar en la segunda vuelta por una merma de fabricación en la punta del vástago de una válvula, que lo dejó en la banquina. Después se paró la Chevy del campeón saliente, Mouras, preparada por Omar Wilke y Jorge Pedersoli. “El cigüeñal de nuevo diseño vibraba demasiado”, dijo el Toro de Carlos Casares.

El Puma Aventin reventó un neumático en una recta y sufrió… “Jamás me asusté tanto. No sé cómo pude tenerlo. Hay que repensar mucho el tema de la velocidad”, afirmó el ex presidente de la ACTC.

El Chueco Romero tuvo un vuelco impresionante con su Dodge lanzado a tremenda velocidad, yendo a parar al medio del campo y con incendio incluido. La sacó barata el de Olavarría, quien luego la pudo contar. Mientras que otro grosso, como el Vasco Oyhanart, se retrasó por la fisura en el cárter y pérdida de aceite en el motor de su Falcon. 

La segunda etapa unió Santa Rosa (el viejo autódromo fue parte del parque cerrado) con General Pico, pasando por Bernasconi, Guatrache, Macachín, Catriló y Quemú Quemú. Fue en este parcial, de 441 km, donde quedaron las ilusiones de Jhonny DeBenedictis cuando su motor claudicó y así terminaron sus sueños de campeón.

Morresi había heredado la punta. Sin embargo el Pato no tuvo suerte ya que golpeó un pájaro a casi 270 km/h contra la rejilla de alambre, que no evitó que el plumífero se zambullese en la toma dinámica y se metió en el carburador. Al rato comenzó una falla… Al terminar esa jornada la victoria parcial correspondió a Juan Carlos Nesprías (Dodge).

La tercera y última etapa (501 km) se disputó en un rectángulo asfaltado, esta vez en torno a General Pico. Angeletti, que peleaba el título con Castellano, tomó la delantera. El de Lobería puso toda la carne en el asador y fue a fondo. Pero cuando Pupi pensaba que tenía todo controlado, al paso por Ojeda, saltó de manera inesperada en un paso a nivel y su Dodge cayó de panza. Se aplastó el tren delantero y el cárter tocó el pavimento. Por allí se fugó el aceite y sus chances de al menos terminar la carrera.

Después sufrió cuando la Naranja Mecánica tomó la vanguardia, pero pronto se acabaron las aspiraciones de Castellano cuando desertó con el motor fundido. Ante este panorama, la leve ventaja en el torneo de Angeletti le permitió consagrarse campeón. Al año siguiente, el Pincho se tomó revancha y comenzó con su racha de tres títulos al hilo.

Por otro lado, si bien el “rookie” Urretavizcaya con el Chivo del recordado equipo Supertap, aceleró de forma espectacular para quedarse con la última etapa; el más regular de todos fue Doumic, quien se llevó el triunfo en la General. Fue escoltado en el podio por José Luis Paolucci (Dodge) y el propio Pato Morresi, quien se reenganchó y recuperó en el clasificador.  

Tras cinco temporadas en la popular categoría, donde había ganado parciales, pero nunca una final; el Tolo se desquitó a lo grande al vencer en el último Gran Premio y marcar el promedio de velocidad más rápido en la historia del TC: 248,777 km/h. En la segunda visita del TC este año a Toay, el circuito más rápido del calendario, Matías Rossi hizo la pole positions a 200,454 km/h de promedio. 

El promedio máximo de una carrera de TC había superado los 100 km/h cuando Américo Orsi ganó las Mil Millas de 1939 a 109,958 km/h. Y pasó las 100 millas por hora cuando Ernesto Petrini conquistó la Vuelta de Tres Arroyos de 1952 a 165,863 km/h.

La Galera de los hermanos Emiliozzi fue el primer auto en quebrar los 200 km/h de promedio en la Vuelta de Necochea de 1963, ganada a 203,526 km/h. En 20 años, el record cayó en otras once oportunidades. En el medio, fue Miguel Ángel Atauri en la Vuelta de Venado Tuerto en 1980, al ganar a 242,567 km/h, con un Dodge también motorizado por Laboritto. 

De los 89 autos que arrancaron en La Pampa terminaron solo 30. Fue la carrera número 730 del TC y se recorrieron un total de 1.498,4 km. Como era de esperarse, miles de fanáticos estuvieron al lado de la ruta viviendo una fecha especial donde tuvieron carrera tres días seguidos.

Luego, en 1987, el Turismo Carretera siguió corriendo en ruta por una década más. Pero por razones de seguridad nunca más se disputó un Gran Premio. Promediaba la década del ochenta y los autos eran cada vez más veloces. Se había llegado a un límite ya que las máquinas se sometían a un desgaste mayor corriendo varios días. Más allá de eso nadie ni nada le quita a Pedro Doumic aquella alegría incomparable de ganar el último Gran Premio y quedar en la historia grande del TC. 

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