Mundo CORSA

23/08/2019

La gloria no tiene precio

En las 84 Horas de Nürburgring, los pilotos no cobraron un peso y los mecánicos argentinos solo tuvieron su sueldo de IKA-Renault.

El pasado domingo, en el reconocimiento que la Misión Argentina tuvo en La Fortaleza de Oreste Berta.

Juan Manuel Fangio denominó como "patriada" a las 84 Horas de Nürburgring en 1969. Pero, ¿cuánto vale la gloria? ¿O acaso es un bien intangible, tan importante que no tiene precio? La gloria es esa aura que portan los que marcaron hitos y más allá de los años la gente les sigue reconociendo lo que hicieron. Bien lo saben los integrantes de la Misión Argentina que hace medio siglo se brindaron por el automovilismo nacional. Los pilotos no fueron remunerados y mecánicos solo cobraron su sueldo de IKA-Renault. Éstos luego tuvieron un reconocimiento de la fábrica.  

El por entonces presidente de IKA-Renault, Ivonne Lavaud, al principio no quiso saber nada sobre aquella carrera en el Infierno Verde. Pero luego aceptó el pedido de  Juan Manuel Fangio, que fue el director deportivo del equipo albiceleste. Lavaud accedió, pero no les dio un centavo. Si les facilitó los cuatro Torino (uno como reemplazo) y elementos para usar como repuestos. El cinco veces campeón de Fórmula 1 armó toda la logística y seleccionó a los pilotos. Oreste Berta, director técnico, hizo lo propio con los mecánicos. "Muchachos, no hay plata, pero acá vamos para intentar poner al país lo más alto posible", se les informó a los protagonistas. Y aceptaron el desafío.

Este fin de semana pasado en Alta Gracia, en los festejos por los 50 años de aquella gesta donde los Torinos se lucieron y el que terminó fue el auto que más vueltas dio en la también conocida "Maratón de la Ruta", se hicieron presentes algunos pilotos y mecánicos. Las pasaron todas y poco les importó tener que dormir (cuando pudieron) en una pequeña carpa dentro de los boxes. La "patriada" inspiraba suficiente como para poner reparos. Pero para saber más detalles, CORSA habló con ellos.

Henzo Comari y Alberto Cordero, mecánicos de aquella hazaña.

Henzo Comari y Alberto Cordero, mecánicos de aquella hazaña.

Los mecánicos, empleados de IKA-Renault, cobraron solo el sueldo normal a pesar de estar más de un mes fuera de su casa. "Era la única chance de mi vida para que pudiera conocer Alemania. Todo valió por el trabajo en equipo", dijo un humilde Henzo Comari. “Tuvimos que hacer lo que nos decía Oreste y sin inventar nada nosotros, salimos adelante. Luego de la carrera me tuve que quedar a encajonar todo lo que habíamos llevado, sean elementos sanos o rotos”, agregó. “En el Cordobazo a muchos nos llevaron, pero fuimos convencidos de lo que queríamos y lo que estábamos reclamando. Pero nunca tiramos piedras. Si la gente no se movilizaba íbamos a perder muchas cosas que habían logrado los sindicatos”, completó Comari.   

“Esa labor fue sentir la representación nacional. A Fangio nunca se le cayó un anillo para preguntarnos a nosotros algo sobre los autos. Por ejemplo, antes de la carrera teníamos dos autos rotos, el que había chocado Berta y el Torino 1. Juan Manuel vino y nos preguntó ¿cuál era el auto que se podía arreglar para correr? Entonces le dijimos el original de fábrica porque vino con todos los elementos. Ese era Fangio, un verdadero líder, quien tomaba la opinión de un mecánico para encarar los trabajos. Ese gesto valió más que cualquier pago extra. También me di cuenta de cómo lo querían en Alemania. Para mí tuvo más reconocimiento allá que acá", destacó Alberto Cordero. Las consideraciones que tuvieron de la fábrica los mecánicos fue que les regalaron un reloj Rolex a cada uno y una orden de compra con la mitad de un Renault 4L. El resto pudieron pagarlo de forma financiada.

"Fuimos en representación de un país y de la industria nacional, con un auto argentino. Eso es mucho orgullo. Todo estábamos de acuerdo en no cobrar nada, sino a representar a la Argentina. Hay que destacar a los mecánicos que fueron solo con el sueldo del mes y ese dinero se lo dejaron a sus familias antes de viajar. Los pilotos fuimos con los gastos pagos, sin nada extra, es decir, no cobramos por correr. Pero representar al país fue más que suficiente”, sostuvo Oscar “Cacho” Fangio.

Oscar Cacho Fangio junto a Néstor Jesús García Veiga, dos de los pilotos partícipes de la Misión.

Oscar Cacho Fangio junto a Néstor Jesús García Veiga, dos de los pilotos partícipes de la Misión.

El hijo del Quíntuple y Luis Rubén Di Palma manejaron casi dos días cuatro horas cada uno ante la decisión de Fangio y Berta de bajarlo a Carmelo Galbato quien no tenía tiempos de vueltas uniformes en el Torino 1. “El resto de los pilotos corrían tres horas y descansaban seis. Estuvimos así hasta que abandona el Torino 2 y Gastón Perkins tomó el lugar de Galbato en el nuestro auto”, completó el marplatense. “Correr por la gloria no tiene precio. No le podíamos fallar a un Fangio, un Berta ni a un país. Los que pidieron plata, lamentablemente no fueron", aseguró Franco.

En ocasiones la bandera puede tirar tanto que se dejan de lado los intereses económicos. Intentar llevar a la Argentina a lo más alto pudo más que cualquier retribución extra para los mecánicos. No fue necesario un contrato o un arreglo de premios para los pilotos que estuvieron presentes. Su actitud fue muy loable. No se equivocaron. Y hoy, 50 años más tarde, tienen el reconocimiento que se merecen y el mismo será eterno. 

Cacho Franco, el que llevó al Toro N° 3 a la bandera a cuadros 50 años atrás, otro de los ovacionados en Alta Gracia.

Cacho Franco, el que llevó al Toro N° 3 a la bandera a cuadros 50 años atrás, otro de los ovacionados en Alta Gracia.

PorDarío Coronel