Turismo Carretera

09/12/2019

“Nunca estaré a la altura de los Gálvez, Traverso y Ortelli”

Agustín Canapino logró su cuarto título de TC, pero no se siente en la cúspide junto a los más campeones.

La semana pasada fue muy intensa para Agustín Canapino. Luego de festejar en su Arrecifes natal su cuarto campeonato de Turismo Carretera -el tercero al hilo- llegó a Buenos Aires para hablar con muchos medios. CORSA no fue la excepción. Durmió pocas horas, pero como él dice “calavera no chilla. Estoy cansado, pero muy feliz por todo lo que estoy viviendo”.

Al haber ganado la Copa de Oro en 2010, 2017, 2018 y 2019, en la popular categoría alcanzó las coronas de Héctor Luis Gradassi y Dante Emiliozzi. Dejó atrás a otros históricos campeones como Roberto José Mouras y Oscar Castellano, ambos con tres cetros. Y ahora solo está debajo de Juan Gálvez (9 títulos), Guillermo Ortelli (7), Juan María Traverso (6) y Oscar Alfredo Gálvez (5). Sin embargo, el arrecifeño que el próximo 19 de enero cumplirá 30 años no se siente en la cúspide junto a esos próceres.

El Titán demuestra tener los pies sobre la tierra más allá de sus éxitos y de ser uno de los tres mejores pilotos de la actualidad junto a Matías Rossi y Facundo Ardusso. En realidad este trío es la referencia desde hace tres temporadas.

Su apellido empezó coronarse de gloria por medio de su padre, Alberto, que es uno de los chasistas más relevantes con 11 estrellas en el TC y con tres marcas distintas (Chevrolet, Ford y Dodge). Agustín, en tanto, ya tiene 14 títulos a nivel general en 13 temporadas. Está a dos de Traverso, el más campeón en pista. A las cuatro del TC se suman: siete en Top Race y uno en Súper TC 2000, TC Pista y Copa Mégane. En condiciones normales tiene un campo de dos décadas para seguir marcando hitos.   

-¿Qué se siente ser tetracampeón de TC?
-Es increíble. Se siente muy loco. Es muchísimo para mí. Me pasan dos cosas: una es la locura de alegría, pero también un sentimiento de gratitud hacia a mi viejo por todo lo que hizo, como para todos los que integran nuestro equipo y los sponsors.

-Mencionaste a tu viejo, ¿por qué el también es un ganador?
-Mi papá es una persona con una inteligencia extrema. Sumado a su experiencia en todas las categorías en las que estuvo hace una combinación que es letal.

-¿Cómo lo convenciste para que te dejara correr?
-El no quería que corriera por el riesgo y lo difícil que es el automovilismo. No había posibilidades económicas para poder hacerlo. No tenía chances de poder correr en nada y por eso me desquitaba con los simuladores. Hasta que de tanto insistir a mediados de 2005 pude arrancar con una prueba con un auto de la Copa Mégane. Pero cuando fui a probar aquella vez hice buenos tiempos y ahí mi viejo me empezó a acompañar hasta el día de hoy.

-¿Cómo fue vivir una definición sin él?
-Él es el líder del equipo. No es lo mismo que esté en su casa a que esté en la pista. Me terminé acostumbrando a no tener a mi viejo en estas últimas carreras (N. de la R: cumple una sanción). Al comienzo tuvimos que reestructurarnos. Ya hacía unas cuantas carreras que cambiamos la forma de trabajar.

-¿Y qué pensás de la sanción que recibió?
-No importa si estoy o no de acuerdo. Hay una fiscalización donde vos tenés que obedecer las decisiones que se toman. Si no te gustan las cosas podés irte. En mi caso si yo tengo algo que decir lo digo puertas adentro.

-¿Esta definición fue más tranquila porque llegaste como líder de la Copa de Oro?
-Puede ser. Estaba tranquilo ya que debía rendir al máximo. Se gana o se pierde. Esas cosas pueden pasar. El único error que cometimos fue en la clasificación donde las gomas nuevas no le cayeron bien al auto. Pero el domingo me lo tomé con la cabeza fría y corazón caliente y en carreras las cosas nos salieron bien.

-¿La clave durante el año fue no cambiar a ningún integrante del equipo?
-Sí, esa es nuestra forma de trabajar. Siempre elijo laburar con el mismo grupo de gente a largo plazo. Hay que tratar en los momentos malos saber encontrar los problemas y poder solucionarlos entre todos.

-¿En algún momento del año pensaste en que se complicaba retener el título?
-Cuando cambiamos el auto pensé que erramos. La situación no era buena. Pero fue otra gran decisión de mi viejo. Luego de la prueba que hicimos antes de la segunda carrera en Rafaela tratamos de aprender porqué el auto no respondía. Pusimos elementos nuevos e invertimos mucho dinero para mejorar el coche, que luego respondió muy bien. Ahí sentí que estábamos en carrera por el campeonato.

-¿La tranquilidad que transmitís tiene que ver con tu forma de ser?
-Sí. También es por mi historia de vida (no quiso ahondar en detalles). No logro emocionarme porque soy así. Pero al mismo tiempo trabajo mucho el tema mental para saber focalizarme bien en el fin de semana.

-Cambiando de tema, ¿cómo se hace para bajar los altos presupuestos del TC?
-Es algo posible. Se podrían hacer unas cuantas cosas, aunque no puedo dar una idea concreta porque capaz que algo que me afecta a mi no le afecta a otro piloto. Es un tema muy amplio. Son muy pocos los que no tenemos problemas gracias a buenos sponsors que nos aportan mucho dinero.

-¿Te ponés a analizar que estás entre los más campeones del TC?
-Me lo han dicho todos estos días y no me considero a la par de esos nombres. Ellos son eminencias. Nunca estaré a la altura de los Gálvez, Traverso y Ortelli, quien tiene siete campeonatos. No estoy a la altura porque ellos son grandes ídolos.

-¿Y pensás en superar a Traverso en cantidad de campeonatos?
-Por ahora quiero descansar y disfrutar. En febrero veremos cómo asoma la nueva temporada. Analizar en superar a un tipo como el Flaco Traverso es utópico.

-¿Tenés amigos en el automovilismo?
-Tengo varios como Martín Ponte, Manuel Mallo y Facundo Conta. Con el resto tengo más afinidad con algunos y con otros no tanto.

-¿Se mejoró tu relación con Matías Rossi?
-No tenemos relación porque no hay afinidad. No coincidimos en la manera de pensar. Pero nos respetamos mucho de forma profesional y eso es lo más importante. Lo que pasa es que en nuestra sociedad es raro no pensar igual que el otro y mantener el respeto.

PorDarío Coronel