Fotos: Ivan Franchet / Instituto Ayrton Senna.
“Domingo 9 de abril de 1995. Autódromo de Buenos Aires. Luego de haber deleitado el sábado al público logrando otra pole position bajo la lluvia, Ayrton Senna sale a la pista con su Williams FW17 y los argentinos vuelven a delirar...” Ese párrafo de ficción ilustra un sueño que fue imposible de hacer realidad.
Había pasado menos de un año entre el trágico accidente que le costó la vida al astro brasileño, el 1 de mayo de 1994 en Imola, y la vuelta del Gran Premio de la República Argentina al calendario de la Máxima. Sin dudas, hubiese sido un hito poder disfrutar de “Magic” en la Fórmula 1, algo que sí ocurrió en karting a fines de los ’70 en el marco del Campeonato Sudamericano de la especialidad que se realizó en San Juan.
Senna tenía un sentimiento especial por nuestro país a través de su admiración por Juan Manuel Fangio. Ya consagrado como número uno, volvió a esta tierra por acciones promocionales a fines de 1991 y 1993. Lamentablemente, no se lo pudo ver en vivo y en directo sobre un auto de la Máxima, algo que “él hubiera querido”, según afirmó su hermana Viviane Senna, quien está a cargo de la entidad benéfica que lleva el nombre del malogrado corredor paulista, en un mano a mano exclusivo con CORSA.
-¿Qué siente al estar al mando del Instituto Ayrton Senna?
-Es un gran orgullo y una gran responsabilidad. Un sueño que comenzó con un deseo de mi hermano y que pude llevar adelante desde 1994 con la creación de una organización enfocada en desarrollar los potenciales de las nuevas generaciones a través de la educación pública con calidad.
-¿Por qué piensa que el Instituto se mantuvo y creció en más de 23 años?
-Por trabajo, dedicación y alianzas. Hay una labor en asociación con redes públicas de enseñanza de todas las regiones de Brasil. Nuestra actuación siempre tiene como meta alcanzar el mayor número de niños y adolescentes posible, lo que llamamos a gran escala. Por medio de la formación de educadores como gestores escolares y profesores llevamos educación de calidad a las escuelas públicas brasileñas. La verdadera transformación sólo ocurre cuando logramos involucrar a toda la red pública de enseñanza en un único propósito: transformar las vidas de niños y jóvenes a través de la educación. Nuestro éxito es medido por la evolución educativa de los estudiantes y, mientras no tengamos el ciento por ciento de ellos teniendo la oportunidad de una enseñanza de calidad, no estaremos satisfechos.
-¿Cuáles son los próximos objetivos de la entidad?
-La misión del Instituto Ayrton Senna es desarrollar los potenciales de las nuevas generaciones y eso sólo es posible por medio de una educación de calidad. Al principio empezamos con pequeños proyectos, pero pronto percibimos que de esa manera haríamos la diferencia en la vida de algunas personas, pero no daríamos la verdadera contribución que Brasil necesita. Entonces, en 1996, transformamos el Instituto en una especie de laboratorio que produce “vacunas” que combaten los principales males que afectan la educación brasileña, como el analfabetismo y evasión escolar. Desde entonces, actuamos siempre en sociedad con las redes públicas de enseñanza, pues las escuelas estatales de Brasil concentran cerca del 85 por ciento de los niños y jóvenes en nuestro país. Es allí donde necesitamos actuar para efectivamente transformar la realidad que hoy vivimos acá. Por medio de este modelo de actuación, beneficiamos anualmente a más de 1,5 millones de estudiantes, y actuamos en otros frentes para mejorar la educación en Brasil, como investigación, producción de nuevos conocimientos y hacemos también articulaciones para influenciar políticas públicas dirigidas a la educación.
-Si Ayrton viviera y pudiera ver todo lo que el Instituto hace, ¿qué cree que diría?
-Con certeza tendría mucho orgullo y también tendría el máximo empeño en siempre buscar alguna mejora.
"Ayrton Senna siempre fue y siempre será amado por los brasileños y por fans de todo el mundo".
-¿Cuándo comenzó el interés de Ayrton por querer ayudar a los niños en Brasil?
-Él siempre tuvo el deseo de hacer algo realmente grande por Brasil. Era una manera de retribuir todo el cariño que el pueblo brasileño siempre tuvo por él y contribuir de forma efectiva con el país que tanto amaba. Entonces, en 1994, antes del inicio de la temporada de Fórmula 1, conversó conmigo y me pidió que pensara en algo que pudieran construir en ese sentido. Tendríamos una nueva conversación sobre el tema al final de la temporada, pero desafortunadamente en mayo de ese año ocurrió su accidente fatal…
-¿Por qué los brasileños continúan adorando tanto a su hermano?
-Ayrton Senna siempre fue y siempre será amado por los brasileños y por fans de todo el mundo. Dentro de las pistas, fue un ejemplo de profesional extremadamente dedicado; siempre trabajando hasta el agotamiento para sacar lo mejor de sí y del equipo. Tenía mucho talento, pero sin su determinación no habría sido uno de los más grandes de todos los tiempos.
-¿Cómo era Ayrton en lo personal? ¿Cuál fue su principal virtud?
-Fuera de las pistas, Ayrton también siempre fue una persona increíble. Disfrutaba mucho de la vida familiar. Era muy apasionado por Brasil y tenía un cariño especial por los niños. Estaba muy disconforme con la situación de desigualdad social que enfrentamos aquí.
-¿Qué pensaba él sobre la Argentina?
-Él también siempre fue muy querido en Argentina y adoraba ese país, incluso por ser la patria de uno de sus grandes ídolos, Juan Manuel Fangio, que por entonces tenía el récord del mayor número de títulos en la F-1. Recuerdo su gran alegría al encontrarse a Fangio en el podio del GP de Brasil de 1993. Fue emocionante ver a dos grandes campeones juntos.
-La F-1 volvió a la Argentina en 1995, ¿a Ayrton le entusiasmaba la idea de correr en nuestro país?
-No puedo decir sobre si él estaba al tanto de las gestiones para que la F-1 volviese a Buenos Aires, pero ciertamente, Ayrton hubiera querido correr en la Argentina. Como dije, era muy querido por la afición de allá y también tenía un enorme cariño por el país.
-Después de su muerte, ¿cuánto tiempo estuvo sin ver una carrera de F-1?
-Por supuesto que fue bastante difícil, pero cuando se dio la participación de mi hijo Bruno en la categoría (NdR: Disputó 47 GP’s entre 2010 y 2012) fue imposible negarme a asistir a las carreras y ahí fue cuando volví al ambiente.
-¿Cuál es el mejor recuerdo que tiene de su hermano?
-Son muchos, pero ciertamente su sonrisa en la cima del podio y disfrutando eso con la gente, la familia y con todos. Inolvidable.
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