El de hoy fue un día especial para Fernando Alonso. El español volvió a subirse a un IndyCar tras su primera experiencia en las 500 Millas de Indianápolis (2017), en momentos donde se mantiene la incógnita sobre con qué categoría completará su actividad del año próximo, teniendo en cuenta que ya será parte del Mundial de Resistencia.

El ensayo tuvo lugar en Barber, escenario convencional de la categoría norteamericana, por lo que resultó ser la primera prueba del bicampeón mundial de F.1 con un monoplaza de Indy en un circuito de dichas características. Por ende, también fue su debut al mando de un coche con las especificaciones aerodinámicas pertinentes para un escenario mixto, donde la carga en los alerones es mucho mayor a la utilizada en los óvalos.

La prueba la llevó a cabo junto al Andretti Autosport, el mismo equipo con el que disputó las “Indy 500”. “El año pasado les dije a ellos que quería probar el coche con la configuración para circuitos normales, porque quiero ver cómo se comporta allí”, reconoció en ocasión del G.P. de Italia de F.1 Alonso, teniendo en cuenta que el próximo calendario de la IndyCar contará en su mayoría con este tipo de trazados (11, entre permanentes y callejeros), frente a los óvalos (5).

Sobre el objetivo del ensayo, en Monza explicó que “lo haré para divertirme y ver cómo funciona el auto, no para definir qué haré el año próximo. Eso ya lo tengo decidido”.

Por el momento, ni el equipo ni el propio ibérico han ofrecido mayores datos sobre lo realizado en la pista.

Fotos: @AndrettiAutosport