Hay efemérides que son tristes evocarlas, pero sirven para llamar a la reflexión. No es grato saber que hace una década fue la última vez que un piloto argentino probó un auto de Fórmula 1. Aunque hay que destacar el mérito que hizo Ricardo Risatti (31 años) para subirse a un Toyota de la Máxima.
No fue un acto promocional o una exhibición. El 5 de octubre de 2007 en el Autódromo Paul Ricard, en Francia, el equipo nipón puso todo lo que tenía a disposición del cordobés, que había accedido a ello por ser campeón de la Fórmula 3 Española en 2006. Más allá de haber alcanzado la cúspide, a los pocos meses y sin apoyo económico para seguir en Europa, el de Laboulaye debió volverse al país en 2008, como tantos otros casos...
Caíto hoy corre solo en el Top Race. En el TC no es “invitado” desde hace tres años a pesar de que su homónimo bisabuelo fue uno de los pilotos fundadores de la categoría y, además, fue campeón en 1938. En el Súper TC 2000 tampoco tiene su lugar más allá de haber desarrollado los motores Radical V8. Sí fue invitado del puntero del campeonato, Facundo Ardusso (Renault), en los 200 Kilómetros de Buenos Aires (la dupla terminó 14°).
En la prueba del F-1, Risatti condujo un chasis TF106/9 que era del año anterior. Como souvenirs se trajo la butaca y los carteles que usó el equipo ese día. En un mano a mano con CORSA recordó el test con Toyota, que lo marcó para toda la vida y es un duro dato estadístico: después de él ningún compatriota tuvo esa posibilidad.
-¿Qué recordás de aquella prueba?
-Si no ganaba el premio era imposible pagar un ensayo en un F-1. Fue algo muy lindo, soñado e inolvidable, como que toqué el cielo con las manos. En ese momento había varios equipos que eran de fábrica. Era lo que fui a buscar a Europa: llegar a la F-1, a pesar de haber sido solo una prueba.
Caito arriba del Toyota de F-1. Ya pasaron diez años...
-¿Cómo fue la preparación?
-Desde el comienzo me sentí un piloto de F-1; llegué en avión privado y tuve todo organizado. Dos días antes me reuní con los ingenieros para medirme la butaca y aprender los detalles del volante, que tenía un montón de botones. El día previo se preparó toda la actividad y no pude dormir en toda la noche porque me la pasé planificando la prueba. Estaba muy ansioso y no veía la hora de subirme.
-¿Y el día “D”?
-Me acompañaron mis padres. Estaba pronosticada lluvia y cayó agua a la mañana. Me preocupé mucho porque pensé que se iba a frustrar todo, ya que el test era ese día sí o sí; no había alternativa. Por suerte al mediodía aclaró, se secó la pista y pude probar en condiciones normales.
-¿Qué sentiste cuando llegaste y viste el auto?
-Fue increíble llegar al box y ver el auto con mi nombre y la bandera argentina. También tener 30 personas a disposición de uno, los ingenieros, mecánicos y poder usar cuatro juegos de gomas nuevas. Estaba todo armado como si fuese un fin de semana de carrera. Estuve muy cómodo y me adapté bien.
-¿Cómo se desarrolló el test?
-Me sorprendió la velocidad de curva y lo bien que se manejaba con su dirección hidráulica. Hablé mucho con los ingenieros, del chasis, del motor, de las gomas e intercambié bastante información después de cada salida a la pista con la adquisición de datos y las cámaras. También tuve un fuerte desgaste físico, más allá de lo bien entrenado que estaba. Di 60 vueltas y ellos me fueron midiendo. Les gustó mi desempeño parcial y quisieron probar algunas soluciones aerodinámicas como una trompa nueva. Estuvo bueno que me hayan demostrado esa confianza.
-¿Cuál fue tu performance?
-Pude obtener un buen resultado que era lo que fui a buscar. El día anterior había probado su piloto tester, el japonés Kamui Kobayashi. Al principio no me quisieron dar referencias para no entrar en comparaciones y querían que me focalice en mi trabajo. Pero entablé buena onda con el ingeniero principal y al final del día me pasó mi mejor tiempo (1m05s079) y sin darme más detalles me dijo que fui más rápido que Kobayashi.
Risatti hoy compite -y gana- en el Top Race.
-¿Es cierto que Toyota te quería?
-Ellos quedaron conformes y me dijeron que tenía condiciones. Yo quería sumarme a su programa de desarrollo de pilotos y seguir corriendo en GP2, pero justo para 2008 Toyota cambió su política y sólo tomaron pilotos japoneses. Estuve en el momento que no era el indicado, lamentablemente. Eso fue lo que me frustró y me hizo volver, pero nadie me saca la tranquilidad de haber hecho lo mejor y de probar un F-1.
-¿Y qué pensás que luego de diez años no hubo otro argentino con esa chance?
-Es muy malo que haya pasado tanto tiempo. También creo que a la F-1 no le interesa que haya un argentino por cómo está el país. Tampoco hay un programa para jóvenes bancado por el Estado que te permita llegar. Te da bronca porque con el nivel de pilotos que tiene la Argentina, mínimo debería haber uno.
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