La impresión dejada por Fernando Alonso en Indianápolis ha sido más que positiva. Tanto lo hecho previamente como durante las 500 millas, mostrándose a un nivel similar al de los mejores pilotos de la IndyCar en su primera experiencia con estos coches y con el óvalo, le valieron ser reconocido con el Rookie of the Year (Novato del Año), premio que se entrega anualmente al debutante más destacado del evento.
Votado por la prensa, el español resultó elegido tras un proceso en el que se tuvieron en cuenta cuatro características: habilidad del piloto, espíritu deportivo, accesibilidad y conducta durante el mes de competencia, y la posición final.
En total, fueron cuatro los pilotos que por primera vez disputaron la mítica prueba. Ed Jones fue el único que pudo completarla, finalizando nada menos que 3°. El campeón 2016 de la Indy Lights, de 22 años, llevó al podio al Dale Coyne Racing, uno de los equipos con menor presupuesto de la grilla, dándole su mejor resultado en la historia. Además, su Dallara acabó con importantes daños en el piso, como consecuencia de impactar contra restos del auto de Scott Dixon, protagonista del accidente más aparatoso de la competencia.
Por otro lado, Alonso, si bien no culminó la competencia, se mantuvo durante las 179 vueltas que completó en el pelotón de punta, llegando incluso a liderar durante 27 giros. No pudo acceder al Borg-Warner (el premio con el que se condecora al ganador), aunque prácticamente es un hecho que volverá por él en un futuro no muy lejano…
Desde la cúpula de la empresa aseguraron que cuando vuelvan a las 500 Millas de Indianápolis lo harán como equipo propio, tal como ocurrió en la fallida incursión de este año.
Tras largar desde la pole position, el francés se quedó con su primer éxito en esta legendaria prueba.
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