Faltan apenas diez minutos para la medianoche cuando llega el presidente Agustín P. Justo a la esquina de Blandengues y Monroe. El entrerriano lleva más de cinco años en el poder (ganó las elecciones de 1932 con el radicalismo proscripto y en medio de denuncias de fraude) y su gobierno languidece en medio de la década infame.
Por los altoparlantes se escuchan todas las noticias que emite LR3 Radio Belgrano, mientras los pilotos se preparan para comenzar el periplo de más de 7.000 kilómetros. A las 23.58 dos bombas luminosas anuncian la salida del patrullero encargado de limpiar el camino que deberán recorrer los autos inscriptos para la carrera.
Los señores están vestidos con formales trajes y las damas, con elegantes vestidos. Todos están a punto de ver la partida del Gran Premio Argentino. A las cero del 5 de agosto, el rionegrino Arturo Kruuse detiene su Plymouth en la línea de partida y el presidente de la Nación desciende del estrado, y al recibir la señal del comisario deportivo Alberto Lodieu, baja la bandera que da inicio al Gran Premio, del que participan 69 vehículos (Ignacio Pradande, con el Ford número 48 no largaría). Son 61 coches cerrados (cupé y sedán), siete convertibles y un double featon.
El recorrido del Gran Premio Argentino tiene 6.894,7 kilómetros, que son cubiertos en diez etapas. El Automóvil Club armó un trayecto de caminos bien distintos y los autos deben pasar del asfalto a la tierra y los corredores están obligados a entender bien cada circunstancia para poder manejar los coches a gran velocidad. Miles de personas se acercan a la vera de las rutas para ver pasar los coches de turismo que luchan por el triunfo en la larguísima competencia.
Son diez días de una durísima y extensa carrera que recorre una buena parte de la Argentina y que sirve, según la organización, para movilizar al turismo. El 15 de agosto, apenas 19 autos de los 69 que iniciaron la odisea llegan a la línea de meta en la calle 52 y Plaza Rivadavia.
A cinco mil metros de la llegada se instaló una sirena, y a 2.500, una alarma, que sirven para avisarle al público el arribo de las máquinas. Carlos Garbarino, con su Ford número 64, es el primero en recibir la bandera de cuadros y gana la última etapa.
Sin embargo, todos esperan por el Ford número 4, manejado por Hipómenes, el ganador de la carrera. Ángel Lo Valvo, dueño del seudónimo que tenía como fin eludir a los acreedores que lo seguían por deudas de juego, se queda con el triunfo en el Gran Premio de 1937, el que dio el puntapié inicial al Turismo Carretera.
Pasaron 80 años de aquella largada en Blandengues y Monroe con el presidente Justo dando la señal de inicio. ¡Feliz cumpleaños TC!
CLASIFICACIÓN
1. “Hipómenes” (Ford V8), 80h36m21s
2. Carlos Garbarino (Ford V8), 82h30m15s
3. E. Pedrazzini (Ford V8), 82h42m13s
4. H. Supicci Sedes (Ford V8), 83h33m06s
5. Tadeo Taddia (Chevrolet), 83h53m57s
6. A. S. McCarthy (Plymouth), 86h06m54s
7. A. S. Gauthier (Chevrolet), 86h09m15s
8. Daniel Musso (Ford V8), 87h49m14s
9. A. Fernández (Hillmann), 88h43m21s
10. José Massetti (Ford V8), 90h53m10s
Promedio del ganador: 85,486 km/h.
A 30 años del fallecimiento de Oscar Alfredo Gálvez. Fue el primer argentino en ganarle a los europeos y cinco veces campeón de TC.
A 30 años de la primera victoria del “Jumbo”, el Ford Fairlane de Oscar Angeletti. El auto revolucionó al TC en 1989.
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