"No me van a creer si les digo que ya hay gente que está buscando un lugar para acampar”, comentó el arquitecto David Eli, de la empresa + Evento, cuando se presentó la 34° edición del Rally de la Argentina. La frase de uno de los referentes de la organización de la carrera -junto al Automóvil Club Argentino- causó la risa generalizada de los presentes. Claro, era 29 de abril y aún faltaba poco más de una semana para el inicio de la acción en Córdoba, el escenario de esta carrera desde 1984 a excepción de la edición de 1992 corrida en Tucumán.
El fanatismo de los cordobeses por el rally es tan particular que sienten como propio a la cita mundialista. Para ellos no es el Rally de la Argentina, es el Rally de Córdoba. Es la fecha más esperada en su agenda y por eso programan su estadía en las sierras de su provincia con mucha antelación y con una logística a la altura de las circunstancias. Solo hay que recorrer cualquiera de los tramos para darse cuenta de eso. Carpas de todos los tamaños, improvisadas tolderías, lujosas casas rodantes, camionetas algo destartaladas y autos; todo sirve para instalarse con antelación y asegurarse un buen lugar a la espera de los WRC y del resto de los competidores. Siempre en un ambiente ameno y en el que se destacan familias enteras o grupos de amigos, que tienen la excusa del rally para pasar un fin de semana especial que ni la lluvia, como ocurrió esta vez, puede detener.
La gastronomía es propia de una salida de este tipo. Mucho salame y queso y algún que otro asado furtivo realizado con los cuidados del caso ya que está prohibido hacer fuego en la montaña. Todo muy bien “regado” con el Fernet, la bebida preferida de los cordobeses. Aunque están aquellos que se inclinan por los vinos y no dudan en mostrar orgullosos los envases vacíos a modo de trofeos. Bien vale aclarar que desde hace un tiempo existe un operativo que prohíbe el ingreso de bebidas alcohólicas a los especiales y por eso los operativos para incautarlas son constantes.
A los fanáticos locales se suman personas de otras provincias y con sus propias costumbres y también turistas de otros países, principalmente de Uruguay, Brasil y Paraguay. “El público es increíble; en pocos lugares del mundo se acercan tantos fanáticos a las pruebas especiales y el Parque de Asistencia como en la Argentina”, aseveró el francés Sébastien Ogier, actual campeón con Volkswagen. “En el auto uno se concentra en manejar, pero casi se puede sentir la presión de los fans afuera. Lo que es realmente especial aquí es que los fanáticos celebran en cada tramo y se puede percibir el olor de los asados, principalmente en Mina Clavero y El Cóndor”, agrega. Y si él lo dice…
Cualquiera podría pensar que en este marco festivo, uno puede hacer lo que quiere. Sin embargo, no es así. Hay mucho respeto por el vecino de turno y hasta por la conducta que se debe tener en un tramo. La misma gente reprueba con abucheos a los que están mal ubicados (las zonas prohibidas están marcadas con cintas) o a los que se cruzan de un lado al otro del camino cuando los autos están cerca de llegar. Una actitud que facilita mucho la labor de la policía local, muy avezada en esto de controlar y salvaguardar a la masa enardecida por los derrapes.
Todo suma para que el show de la gente en el Rally de la Argentina sea único.
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