Columnas de opinión

07/08/2014

A dónde llegamos

De como un ex F.1 que amagó con volver y otro piloto que hace años que no gana, movieron un poco el avispero…

Aunque muchos digan lo contrario, el automovilismo argentino ya no es lo que era antes. Así lo demuestra el rating televisivo, no hace mucho usado como la gran vara que marcaba el éxito o no de una categoría; y la menor cantidad de espectadores en los circuitos. Aunque sobre este último punto también es verdad que hay ciertas excepciones, como quedó demostrado con los 200 Kilómetros de Buenos Aires, en los últimos circuitos inaugurados por el TC o con las visitas internaciones del MotoGP y el Mundial de Turismo.

Los motivos de esta realidad ya se han enumerado en esta misma sección hace algún tiempo: reglamentos de campeonato intrincados, normas técnicas manoseadas y un mayor protagonismo de actores (léase preparadores y dirigentes) que antes tenían un rol secundario y que hoy son tan o más estrellas que los pilotos.

En este contexto llamó mucho la atención un par de caso que ocurrieron en la última semana y que invitan a la reflexión. En la previa de los 200 Kilómetros de Buenos Aires causó mucho revuelo la posibilidad del regreso al automovilismo de Carlos Alberto Reutemann, el último argentino en darnos alegrías en la Fórmula 1 en la década de 1980. La idea era que el santafesino corriese como invitado en la Abarth Competizione, categoría telonera del STC2000. Durante una semana, desde que Lole probó un auto hasta que confirmó que no iba a correr, se habló más de eso que de la propia competencia, que luego fue noticia por la escandalosa clausura del Autódromo…

El segundo hecho es más reciente aún e involucra a Marcos Di Palma. Nadie puede objetar el carisma que tiene Marquitos, pero tampoco son innegables los pobres resultados logrados en este último tiempo. Cualquiera diría que ya se le pasó el cuarto de hora. Su última gran alegría ocurrió el 26 de agosto de 2006 en Paraná. Ese día se anotó su undécimo triunfo en el Turismo Carretera. Alejado de la popular categoría por discrepancias con los dirigentes, concentró su actividad en el TRV6 hasta que se bajó por diferencias económicas con sus responsables. A punto de cumplir 42 años, Di Palma aceptó volver al TN, división por la que también transitó a principios del 2000. Su regreso fue tan promocionado que la serie regenteada por Hugo Paoletti ganó un poco más de espacio en los medios, algo que espera mantener pese a que la presencia de MDP no pareció “mover la aguja” del TRV6 en el último tiempo.

Estas situaciones, de algún modo, demuestran hasta dónde llegó el automovilismo argentino ya que consiguió más trascendencia gracias a dos hombres que tuvieron un pasado exitoso y no tanto por su propio presente lleno de categorías con reglamentos maleables y sistemas de campeonatos confusos, de dos pantallas televisivas y de pilotos que se repiten sobre autos distintos técnicamente aunque idénticos para un ojo poco experto. El tema es no depender de cosas como estas y sí generar, en cambio, una actividad más amena con el gusto del público para captar de nuevo a aquel que un día cambió de canal por no entender por qué el que hizo la pole larga 16° o el que desistió de ir a un autódromo con su familia harto de que modifiquen los reglamentos. Cuanto más sencillo sea el automovilismo, mejor será.

PorDiego Durruty