Columnas de opinión

28/10/2014

Con sabor a revancha

Con el título en el WTCC, José María López se desquitó del sinsabor de no poder competir en la Fórmula 1.

Hubo una época en la que los jóvenes pilotos argentinos aspiraban con llegar a la Fórmula 1. Tras ese sueño se embarcó José María López cuando en 1998 decidió emigrar a Europa con solo 15 años. Primero se hizo un nombre en el karting europeo y luego, en 2001, inició su camino en el automovilismo.

Siempre con el apoyo de su familia, el chico de la localidad cordobesa de Río Tercero logró destacarse en cada una de las categorías promocionales en las que participó. Su primer gran festejo llegó en 2002 con la obtención del título de campeón de la Fórmula Renault 2000 Italiana. El premio de ese cetro fue el padrinazgo del equipo Renault de F-1, que lo sumó a su programa de jóvenes talentos llamado Renault Driver Development. Como piloto del Rombo volvió a destacarse en 2003 y consiguió la corona de la Fórmula Renault V6. En los tres años siguientes se cansó de probar el Renault de F-1 y, al mismo tiempo, trató de destacarse en la eventual categoría antesala de la Máxima: la Fórmula 3000 Internacional, primero; y la GP2 Series, después.

Cuando a fines de 2006 parecía que Pechito sería promovido a piloto titular de Renault en la F-1 tras el alejamiento del finlandés Heikki Kovalainen, las autoridades del team galo decidieron contratar al brasileño Nelson Piquet. Ya sin el apoyo de la marca, López optó por volver a la Argentina.

Gracias a todo lo aprendido en el Viejo Continente, el cordobés no tuvo problemas en destacarse rápidamente en el automovilismo autóctono y convertirse en referencia en una actividad repleta de nombres rutilantes. De hecho, en siete temporadas desde 2007 a 2013, logró cuatro coronas. Fue campeón del TC 2000/Súper TC 2000 en 2008, 2009 y 2012 y también festejó en el Top Race en 2009.

Los éxitos conseguidos en los inicios de esta nueva etapa reavivaron la posibilidad de correr en la Fórmula 1. En 2009, después de un magnífico año en el que casi hace triplete (el cetro del Turismo Carretera se le escapó por poco), firmó contrato con el equipo USF1 que aspiraba a debutar en la Máxima en 2010. Pero nuevamente López se quedó con las ganas porque la escudería yanqui no fue más que una gran estafa. Muy afectado por esta nueva frustración, el cordobés volvió a buscar consuelo en las carreras nacionales. No le quedó otra.

Pero más allá de los sinsabores, Pechito jamás perdió el interés de competir en el exterior. Por eso mientras mostraba su talento en las pistas del país también participó en categorías como la American Le Mans Series (2007) y el FIA-GT (2008). Justamente, ésas ganas de estar en contacto con el ambiente en el que se crió motivó que en 2013 aceptara la invitación para correr en la fecha del WTCC en Termas de Río Hondo. Pese a que condujo un viejo BMW tuvo una gran actuación que incluyó una victoria. Ese resultado le abrió las puertas al equipo oficial Citroën, que lo contrató para acompañar en 2014 a los franceses Sébastien Loeb e Yvan Muller.

Como era de esperarse, Pechito aprovechó la oportunidad al máximo. A los 31 años corrió con el mismo hambre de gloria que tenía cuando era pibe y en su primera temporada completa en la especialidad logró un cetro que lo pone nuevamente entre los más destacados pilotos del planeta. “Ser campeón del mundo es algo con lo que siempre he soñado. Juan Manuel Fangio lo fue en Fórmula 1, así que es un poco diferente, pero me siento orgulloso de ser el segundo argentino en conseguir un logro así”, destacó José María López luego de su consagración en Suzuka (Japón). Si alguien piensa que esto es una revancha, no tenga dudas que es así…

PorDiego Durruty