La Galera es un auténtico símbolo del Turismo Carretera. En buena medida por la gran cantidad de victorias y títulos que consiguieron Dante y Torcuato Emiliozzi en la década de 1960, pero también porque esta cupecita Ford de 1939 resistió el paso de los años.
No es que llegó a nuestros días gracias a tener partes de otros vehículos, ni mucho menos se trata de una réplica. Está tal cual fue preparada por Los Gringos y hasta tiene otro plus que la hace única: funciona como en aquella época en la que la velocidad era tener gran parte del éxito.
Tal vez pocos lo sepan, pero a La Galera no le fue sencillo mantenerse con vida. Además de los Emiliozzi, tuvo un par de dueños que la usaron como un “auto de paseo” hasta que la Municipalidad de Olavarría la adquirió en 1997 y la declaró Patrimonio Histórico Cultural de la ciudad. Con este gesto, además de repeler a la gran cantidad de coleccionistas que ofrecieron mucho dinero para comprarla, demostraron cuán importante es este vehículo para todo un pueblo.
Hoy, La Galera está muy lejos de esos caminos que alguna vez transitó con Dante y Torcuato, pero sigue despertando sentimientos en el Museo que el municipio bonaerense creó en el mismo lugar donde estaba el taller de los Emiliozzi. Allí, miles de turistas tienen contacto con la historia rica del TC y la propia de este auto que marcó una época.
Cuando otras cupecitas que también han vencido son solo un recuerdo, La Galera es -gracias al cariño que siempre recibió- una auténtica máquina del tiempo. Y por eso solo queda una cosa por hacer: admirarla.
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