Columnas de opinión

03/11/2015

Un campeón rebelde y auténtico

Desde su llegada a Mercedes, Lewis Hamilton muestra una personalidad distinta a la que tenía en McLaren. Y los resultados muestran que el cambio fue para mejor...

Aquel piloto de laboratorio apadrinado por McLaren que llegó a la Fórmula 1 en 2007, hace solo ocho años, es ahora una estrella que disfruta de la fama y el dinero gracias a ser el mejor exponente de su generación.

Nadie discute su talento y, mucho menos, esa personalidad tan atípica para el paddock de la Máxima. Porque mientras la mayoría de sus colegas prefieren resguardar sus vidas privadas, a Lewis Hamilton poco le importa que lo vean bailando con el torso desnudo en Barbados o en compañía de alguna bella señorita en un desfile de moda en Nueva York.

Su llegada a Mercedes en 2013, después de seis temporadas en el team de Woking, le permitió expresarse tal y como es. Su cuerpo tatuado, su amor por la música y los autos deportivos y hasta algunas de sus extravagancias trascendieron porque él mismo lo quiso. Y eso para nada perjudicó su rendimiento en la pista, como lo demostró este año al lograr su segundo título consecutivo sobre una Flecha de Plata.

Por eso ahora Hamilton disfruta de ser el nuevo integrante del selecto grupo de tricampeones que tiene la F-1 junto a otros grandes como el australiano Jack Brabham, el escocés Jackie Stewart, el austríaco Niki Lauda y los brasileños Nelson Piquet y Ayrton Senna.

Como el resto de sus rivales, Hamilton vive para la Fórmula 1, pero logró que eso no sea un impedimento para disfrutar de la vida tal y como a él le gusta.

PorDiego Durruty