La apuesta de Fernando Alonso de correr la próxima edición de las 500 Millas de Indianápolis no representa solo un hecho histórico. El español, campeón de Fórmula 1 en 2005 y 2006, necesitaba una motivación de esta magnitud para renovarse en una temporada en la que no tiene ninguna chance de pelear adelante en la Máxima.
Los deportistas de elite, aquellos acostumbrados al alto rendimiento, requieren de los desafíos como el aire para respirar. La falta de competitividad en esta frustrada remake de la asociación McLaren-Honda en la F-1 dejó a Alonso con el entusiasmo por el piso y sin expectativas ante los nuevos inconvenientes mostrados por el motor japonés.
Su anuncio de disputar las Indy 500 con el propio equipo de Woking, que tendrá asistencia del Andretti Autosport (motor Honda) es un golpe de efecto. Lo necesitaba. Por eso su satisfacción a pesar de perderse el Gran Premio de Mónaco, el Grand Slam por excelencia de la Máxima. Sabe que el automovilismo mundial estará pendiente de cómo le vaya antes, durante y después de la mítica carrera norteamericana. Incluso que las comparaciones y críticas estarán a la orden del día.
Nano también es consciente que tiene mucho para perder. No conoce el auto ni tiene experiencia en óvalos. Pero todas esas “contras” no lo intimidan, todo lo contrario. Lo retroalimentan porque se pondrá a prueba en un ámbito sin experiencia, pero en el que dará todo para pelear adelante.
Para los número 1, esas figuras enormes del deporte, el capitalizar una meta y hacer historia representa mucho más de lo que cualquier otro mortal puede imaginarse. Siendo exigente y buscando ser competitivo desde el vamos, el asturiano irá por la gloria para convertirse en el sexto campeón de F-1 ganador en las Indy 500 (selecto grupo que hasta ahora integran Jim Clark, Graham Hill, Emerson Fittipaldi, Mario Andretti y Jacques Villeneuve).
“El caso de Alonso es uno entre miles en España. Alguna vez uno diferente tenía que aparecer. Ojalá me equivoque, pero quién sabe cuándo nuestro país vuelva a tener otro igual”, le reconoció a CORSA, Adrián Campos, cuyo equipo corre en diversas categorías. Además fue manager de Nano y por eso lo conoce mucho.
Tal vez España nunca vuelva a tener un talento al volante como Alonso, cuyo fuego sagrado lo lleva a jugársela en un cometido muy difícil. Hoy no tiene con qué pelear en la F-1 y por eso apuesta en las 500 Millas de Indianápolis. Demuestra que no todo pasa por los millones que cobra por su contrato con McLaren-Honda. Que necesitaba renovar su espíritu deportivo. Deja en claro su pasta de campeón y su hambre de gloria.
El automovilismo nacional de pista está en crisis. Se desconoce el interés del público. La dirigencia puede reivindicar la actividad o empeorar su panorama.
Agustín Canapino marca una época. Es múltiple campeón y garantía de espectáculo por su forma de correr.
Copyright ©2016 CORSA - Todos los derechos reservados